A fines de marzo, el Fiscal Casto
Insaurralde cerraba la investigación del caso de 31 docentes y funcionarios del
Conservatorio Nacional, denunciados – falsamente varixs de ellxs - por el
Interventor José Luis Miranda.
La denuncia sostiene que ciertxs catedráticxs no
cuentan con el perfil para desempeñar el cargo, por no contar con título de
docente de la Educación Media. ¡Qué estupidez! La propia Ley 1264 General de
Educación, establece en su artículo 74 que “… atendiendo a notorios
conocimientos y experiencia suficientes, se autorizará la docencia a personas
que carezcan de título profesional”.
En las artes, la valoración del conocimiento por sobre las
formalidades, es universal. No en vano se llama maestro al artista destacado, a aquel de quien se aprende (no al titulado). Y en los concursos por cargos, obtiene mayor
calificación quien sabe más y NO quien tiene título. Eso fue y es así.
De lo
contrario, genios como Leonaro da Vinci jamás habrían sido contratados, por carecer de
papeles. Entre los catedráticos perseguidos políticamente
por Miranda, se encuentra el editor del Observatorio Cultural.
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